Modelo constructivo que por decadas reino en el ambito urbano porteño.
La casa respondia a las necesidades (o posiblilidades) de su dueño. Uno de los motivos que le permitio alcanzar semejante popularidad, ha sido su adaptabilidad al nuevo habitante que, a fines del siglo XIX, comenzo a integrarse a nuestra ciudad: el inmigrante..
Aquilino Gonzalez Podestá
El Frente
De corte Neo clásico, Neo colonial, Academicismo francés, Art Nouveau y Art Déco. Estos estilos definidos previamente sólo se los utilizaba en la fachada y sus diferencias tenían más que ver con los ornamentos, techos, puertas, ventanas, herrería y otros materiales empleados en la construcción. De este modo el interior no variaba y la vivienda podía ser de una planta, o dos, incorporar un negocio, estar ubicada en una esquina o bien retiradas de la línea municipal. Por lo general la elección de cada estilo dependía más que nada del propietario de la vivienda, de su país de origen y de la clase social a la que pertenecían.
Los ornamentos no eran solamente un elemento decorativo propio de cada estilo, con el paso del tiempo estos evitaban el deterioro de la madera que formaban las puertas y ventanas. Las fachadas se realizaron con revoque símil piedra París, que le dieron más resistencia y sirvieron de aislante hidrófugo de la vivienda.
La Casa
Aquella integración lograda por el conventillo, se trasladara a los barrios con los mismos usos y costumbres. Esa primitiva pieza de cuatro por cuatro, mas un cuarto para cocinar y un retrete al fondo, sera el embrión de aquello a lo que se le irían agregando otras habitaciones, una a continuación de la otra, alargando el chorizo y mejorando el status.
Se le fueron agregando elementos complementarios que las irían asemejando mas a las casas de la clase media, a la que aspiraban pertenecer, como la galería a lo largo de las piezas, y frente al patio, quizás el mas importante ha sido el baño, respondiendo a reales deseos de mejora.
La ubicación inusual de la cocina y de los baños de debía a que estos locales tenían que estar separados de las demás habitaciones, para así no compartir los malos olores con el resto del hogar. Es por eso que para acceder a estos espacios se debía hacer por el exterior, más precisamente mediante el patio central y trasladarse por fuera de la casa.
Pueden encontrarse algunas variantes, la más común sea la del comedor, donde una de las habitaciones (generalmente la última, antes del baño y la cocina) se ensancha hacia el patio, para dividirlo en dos, aunque sin llegar a la medianera lindera, dejando un paso de algo mas de un metro para pasar al fondo. Se compartimentó el espacio exterior entre un patio delantero (mas formal, cuidado y fino) y otro trasero, de entre casa.
Estructura
Mampostería de carga: 45cm, especialmente en la medianera, o de 30 cm las exteriores, tabiques de 15 cm. La diferencia se dio en la mezcla de asiento, puede ser de barro o de cal, según las posibilidades económicas del propietario. Cubierta de chapa ondulada de zinc (hierro galvanizado). La tirantería de apoyo se dio en dos variantes: madera dura, cedro o quebracho, o hierro doble T. Las chapas eran asentadas en el clásico entramado de listones y ladrillos recubiertos con una capa de barro como aislación a la vez que evitaban que en invierno “sudaran” las chapas por condensación. La tirantería de hierro se completaba con bovedillas de ladrillos, que ofrecían otras posibilidades. Por un lado, permitían reemplazar las chapas por azotea y, por otro, dieron lugar al nacimiento de una variante constructiva que, sin modificar las casas en un principio, permitían hacerlo en el futuro. Nacieron así las casas preparadas para altos, que contemplaron otra de las aspiraciones del inmigrante: preparar su futuro progreso.
El Interior
En los dormitorios, los pisos por lo general eran de listones machimbrados de pinotea sobre tirantes montados en pilares de ladrillos generando un entrepiso, esta cámara de aire de unos 20 a 40 cmts contaba con rejilas de ventilación dirigidas a el patio y a través de un tubo a modo de chimenea rematado con el clásico sombrerete de terracota generaba la doble circulación de aire necesaria para evitar la humedad. Los cielo rasos, eran terminados con yeso y se aplicaban molduras y rosetones del mismo material, aunque también es usual encontrar los ladrillos junto a su estructura a la vista, en vez del cielo raso blanco de yeso con sus respectivos elementos.
Carpintería y Herrería
Para las carpinterías de los dormitorios, comedores y salas se utilizó mayormente la madera de cedro y alguna vez de roble, tanto las puertas que conectaban los cuarto, de una sola hoja, como las que accedían al patio, de doble hoja, podían o no contener vidrios y por arriba de estas se colocaban banderolas, permitiendo una buena ventilación para toda la vivienda. Otro detalle importante eran los herrajes, con sus diferentes tipos de manijas, bocallaves, pomos, buzones y otros accesorios que intentaban hacerlas mas o menos pomposas.
La puerta de entrada era la encargada de dar la primera impresión de la casa, algunas de madera, luego otras de hierro, fruto de la labor e imaginación de aquellos maestros artesanos que fueron nuestros herreros de obra. Desde rizos, contrarrizos y volutas del rococó, a los estilizados y airosos lazos del art-nouveau, o las figuras geométricas del art-déco, se
complementaban en gracioso contrapunto con las barandas de los balcones y las verjas de los jardines que, a su vez, se sumaban a la composición de la fachada.
Bibliografía.
Habitar Buenos Aires. Juan Manuel Borthagaray.
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